Importancia de la Bioclimática en el diseño de espacios arquitectónicos
La arquitectura ha sido catalogada como una de las principales causantes del deterioro del clima mundial, las ciudades que se construyen y sus edificios generan fenómenos adversos al clima, como el de “isla de calor” al cual se atribuye parte del calentamiento de nuestro globo terráqueo. De ahí, la Importancia de la Bioclimática en el diseño de espacios arquitectónicos como una razón para mejorar las condiciones de habitabilidad de cualquier espacio habitable, interior o exterior.
La industria de la construcción consume el 50% de los recursos mundiales convirtiéndola en una actividad muy poco sostenible y al ritmo de consumo actual los problemas ambientales serán mayores.
A lo largo del planeta suceden fenómenos naturales que antes no sucedían; tsunamis, inundaciones, terremotos, nevadas y un sinnúmero de hechos que están causando muchas muertes y deterioro de la calidad de vida del ser humano.
Un escenario desastroso sería: cero energía, no contar con fuentes de agua potable, aire contaminado e imposible de respirar, residuos sin posibilidades de transformación, combustibles fósiles agotados, quedándonos tan solo en: un planeta no apto para la vida.
El desesperado afán comercial de la construcción ha hecho que se olvide o deje de ser prioritario el confort al interior de las edificaciones y solo la explotación del espacio pareciera ser la premisa de la arquitectura actual.
La función y la forma como únicos elementos imprescindibles a la hora de diseñar han causado el diseño de “Edificios Enfermos” (Sick Building Syndrome (SBS)) en donde es casi imposible vivir y por ende desmejoran la calidad de vida de quienes habitan las edificaciones actuales. Por ello involucrar el “confort” como elemento esencial del diseño arquitectónico y como ítem imprescindible a la hora de diseñar es un compromiso ético de la profesión de la arquitectura, la construcción y el diseño actuales.
FUNCIÓN + FORMA + CONFORT = EDIFICIO AMBIENTALMENTE CORRECTO
La desinformación alrededor de la “sostenibilidad” genera errores en el diseño y en la oferta comercial de las edificaciones que los usuarios no alcanzan a vislumbrar. Con gran irresponsabilidad se ofrecen edificios sostenibles porque se colocó una cubierta o un muro verde, cuando muchas veces el problema es mayor al ser sistemas consumidores de grandes cantidades de agua o porque el sistema de iluminación es ahorrador de energía, o porque el aire acondicionado es altamente eficiente; según su etiqueta de fábrica.
También existe la creencia de que un edificio sostenible es aquel que ha sido merecedor de una “etiqueta” que le ha conferido este título, llámese LEED, BREEAM, etc., que no son más que iniciativas comerciales con buenas intenciones para favorecer a la industria de insumos de la construcción. El Greenwashing o “engaño verde”; traducido en la manera como la industria hace creer a sus compradores que sus productos son amigables con el medio ambiente hoy está en todas partes, pero ¿es esto ser sostenible?.
La definición de sostenibilidad más clara actualmente es la definida en el Informe Brundtland elaborado por distintas naciones en el año 1987 y ratificada por la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas en el año 1992 para la ONU y que define la sostenibilidad como “aquella que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”.
Pocos países han asumido la sostenibilidad como premisa de gobierno. El costo para los políticos es alto por cuanto su desempeño se mide por la riqueza que genera el país pero no se mide el deterioro actual del medio ambiente y las consecuencias para las próximas generaciones. En un futuro no muy lejano los gobiernos, posiblemente sean tildados de criminales por el daño permitido, pero mientras esto es una realidad, ¿qué se puede hacer? quizá nos estemos dando cuenta demasiado tarde.
El desarrollo sostenible debe tener en cuenta el aprovechamiento de las fuentes de generación de energía renovable sobre las no renovables con el fin de contribuir con la conservación de los recursos de nuestro planeta.
El aprovechamiento de la energía proveniente del sol, como fuente de energía inagotable puede ayudarnos a superar muchos de los problemas ambientales que hoy tenemos evitando acabar con los recursos naturales.
Entonces, ¿Por qué no hacer que los edificios sean menos dependientes de las energías no renovables? La arquitectura actual ha olvidado estos principios y no presta atención a temas como la eficiencia energética, por ello vemos edificios dependientes totalmente de la energía sin importar los costos económicos y dañinos derivados de esta práctica.
En su tratado de Conservación de Energía, Rodolfo Fernández y Alfredo Carella en 1984 escribieron: “Estamos en los umbrales de una nueva revolución, la de la eficiencia. A tal fin se deben reconvertir todos los procesos industriales, las maquinarias, los edificios, en otras palabras, todo aquello que, de una u otra forma consume energía. En particular, poner énfasis en los ahorros de energía en viviendas y edificios. Toda vivienda o edificio es diseñado y construido para tener como mínimo, una vida de alrededor de treinta años, o sea, una vivienda construida hoy durará más allá del límite de agotamiento del petróleo. Permanentemente se levantan viviendas que nada tienen que ver con la época en que vivimos. Edificios donde, dentro de unos años será imposible poder pagar los consumos de calefacción y refrigeración, están pensados para la era de la energía barata, donde una caldera o estufa más o menos grande a nadie le importaba, edificios que llevan consigo una autentica crisis.”
Ahora, cuando el consumismo está obligando a involucrar estos conceptos en los diseños de las edificaciones de nuestras ciudades, se ha vuelto a pensar en la sostenibilidad y la bioclimática como algo nuevo como moda actual, pero esto nunca debió pasar, la arquitectura nunca debió olvidar sus orígenes y principios.
Hoy día la población sufre de molestias como dolor de cabeza, insomnio, cansancio y problemas de concentración causados por edificios afectados por contaminaciones bioconstructivas, mal orientados, sin ventilación natural, con problemas de sobrecalentamiento o sobreenfriamiento, resultado de un deficiente análisis previo al diseño, que parte desde la falta de conocimiento del clima, de la afectación de la trayectoria solar sobre el proyecto, de la incidencia del régimen de lluvias, del nivel de nubosidad, de la temperatura, la humedad, etc.
Todas estas determinantes de diseño, deben considerarse antes de siquiera trazar la primera línea del proyecto. Hoy día el proceso de diseño inicia trazando líneas y buscando el mejor aprovechamiento del terreno con fines comerciales, teniendo en cuenta solo la función y la forma dejando de lado el confort. Como se mencionó anteriormente, la búsqueda de un proyecto arquitectónico ambientalmente correcto se logra cuando se vinculan estos tres elementos de manera inseparable y ecuánime.
En SOVANNA ARQUITECTURA, la bioclimática es parte esencial de nuestro trabajo arquitectónico, un proyecto diseñado sin comprender el sitio y el clima del lugar, será siempre un proyecto con deficiencias en su diseño, lo cual se sentira durante su ocupación.
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